Gross
Reich Fromm La voluntad de poder. El anhelo de amor* Bernd
Nitzschke Traducción
autorizada por el autor a cargo del Dr. Curt Bernhard Hacker *Presentado
ante el 7mo. Congreso Internacional Otto Gross, Dresden.2008 1 La
utopía de la libertad Ha
sido “uno de los más significativos logros de la investigación de las
ciencias sociales y de la psicología social” – que sin embargo debió
permanecer entre “los libros menos leídos” (Holz 2006): The
Autoritarian Personality (1950) editada en Nueva York por Theodor W.
Adorno, Else Frenkel-Brunswik, Daniel J. Levinson y R, Nevitt Sanford, una
obra de la que hasta la fecha (2009) no existe una traducción alemana
completa. El libro se publica en 1950 como un primer tomo de la serie Studies
in Prejudice financiada por el American
Jewish Committee publicada por Max Horkheimer y Samuel H. Flowerman.
En alemán aparece en 1973 una traducción parcial. Como en el envoltorio
de la obra, que era una versión abreviada en dos tercios, tan solo
figuraba el nombre de Adorno valió para muchos en el espacio lingüístico
alemán como el espíritu
rector del proyecto general. Sin embargo la obra contenía a lado de
aportes que él había redactado también capítulos en los que él es uno
entre varios otros autores.
Además la versión alemana contenía una composición hasta entonces no
publicada, en el cual analiza los tricks de un locutor estadounidense de
TV, que en su época era considerado “fascista”, hoy podría
ser considerado más bien “fundamentalista-cristiano”.
“Su sistema, construido para partidarios de formaciones de pensamiento,
ortodoxos, sí mojigatos, de orientación preponderantemente protestante
cuya finalidad es en el fondo tornar su ahínco piadoso en obediencia política
partidaria y sumisión política” (Adorno 1973 ,426).
El título de esta edición alemana parcial de The Autoritarian Personality fue significativo: Estudios
del Carácter autoritario. Por medio de la confusión conceptual (carácter
en lugar de “personalidad”) eran recordados dos términos reprimidos
cuales eran inseparables del concepto de carácter: los de Wilhelm Reich y
de Erich Fromm. A los Estudios sobre Autoridad y Familia (1936)
publicados por Max Horkheimer Fromm
había aportado la parte psicológico-social, en el cual bajo el título de El
carácter autoritario-masoquista nombra a Wilhelm Reich como uno de
los autores, que “de manera fructífera” habría hecho adelantar el análisis
del “Problema del Masoquismo” (1936, 113). El libro de Reich El
Análisis del Carácter (1933a) ya era para esta época un clásico.
El comentario de Fromm sin embargo no se refería a este libro de Reich,
sino a su artículo El carácter masoquista, Una refutación sexual-económica del instinto
de muerte y de la compulsión a la repetición (1932a). A este artículo
lo antecedía una conferencia que Reich había pronunciado el 19 de
diciembre de 1931. Había sido su conferencia inaugural mediante la cual
accedía luego de su mudanza de Viena a Berlín a la membresía de la
sociedad psicoanalítica alemana (DPG).
Apenas transcurridos unos pocos días de esta conferencia Freud
escribe en su diario denominado “crónica breve”: “Paso contra
Reich” (Freud 1992,267). Este es el registro del 1º de enero de 1932.
Pocos días después el 9 de enero de 1932 Freud le escribe en este asunto
entonces a Max Eitingon, al presidente de la DPG, Reich y Fenichel estarían
malversando revistas “psicoanalíticas para el uso de propaganda
bolchevique […] “ (Freud Eitingon 2004,777 f.).
Otto Fenichel, entonces redactor de la Internationale Zeitschrift für Psychoanalyse, vivía desde 1922 en
Berlín practicando allí el psicoanálisis. Él había aprobado la
conferencia de Reich sobre el ”carácter
masoquista” para su publicación. En una de sus cartas circulares que
había enviado a sus miembros freudianos de izquierda a él ligados luego
de su emigración, dice formulando una retrospectiva ; “en el año,
cuando (aún) ocupaba la
redacción de la (internationale) “Zeitschrift” (für Psychoanalyse)
[ Fenichel fue llamado a renunciar poco tiempo después a su cargo BN] ,
Freud había ordenado luego de la lectura de galeras del trabajo de Reich
“El carácter masoquista” que este trabajo no debía ser publicado sin
un nota al pie de él (Freud), cuya publicación hubiera sido muy mal
recibida por todos los analistas socialistas. Por esta razón convoqué a
los psicoanalistas berlineses “de izquierda”, para discutir con ellos
la conducta a seguir” (Fenichel 1998,1383). Ésta fue la hora de
nacimiento del círculo de freudianos de izquierda agrupado alrededor de
Reich y Fenichel, cuyos miembros en su mayoría fueron luego los
receptores de las circulares.
Ellos intentaron en vano impedir el curso de adaptación que los
funcionarios de las organizaciones psicoanalíticas practicaban frente al
estado nacionalsocialista. El punto de partida de este proceso de adaptación
fue la exclusión de Wilhelm Reich en 1933/34: punto culminante fue el
“voluntario” egreso de todos los hasta fines de 1935 restantes judíos
de la DPG, el cual fue llevado a cabo mediante la ayuda expresa del
presidente de la IPA Ernest Jones (Nitzschke 1997). Este constituía el
precio que debía pagar la IPA para su ingreso al Instituto
Alemán de Investigación psicológica y Psicoterapia, dirigido
por Mathías Heinrich Göring, un sobrino del Mariscal del Reich, que
se efectivizó en el verano de 1936. Así reza en una carta de la entonces
secretaria de IPA Ana Freud de fecha 10 de marzo de 1936 dirigida a Ernest
Jones en la que comenta una conversación que ella había mantenido el 8
de marzo de 1936 con el presidente de DPG Felix Boehm en Berno (Checoslovaquia),
con el que ella comentó el planeado ingreso de la DPG al instituto
nacionalsocialista: “A mi me parece razonable, que él quiera realizar
ese intento. Si no resulta, el Psicoanálisis no habrá perdido nada
(…). Si salva con
ello un pequeño grupo de trabajo hacia otro tiempo, está bien” (citado
según Lockot 1994, p.47; subrayado: BN )
La impresión de la nota al pie por Freud deseada en la que había
de tildar a Reich de partidismo, quedó sin efecto; en cambio apareció en
la Zeitschrift un artículo
encargado por Freud a Bernfeld (1932) expresamente etiquetado para
contraponer al trabajo de Reich sobre el masoquismo sin mencionarlo ni
entrar en el mismo. El trabajo de Bernfeld exponía una comparación
general en relación al de Reich en cuanto intento de vincular el psicoanálisis
con el marxismo. Pero como el articulo de Reich no daba a conocer
abiertamente sus bases freudomarxista, según Bernfeld, Reich se habría
valido de un “método” suspicaz. Éste es el utilizado para
confeccionar “ correspondencia secreta “, en el que “ dos textos son
presentados mezclados con tal arte que sólo mediante una “clave”
acordada se puede distinguir el uno del otro “. Obviamente Bernfeld poseía
la clave mediante la cual poder leer el texto soterrado y presentar ante
la luz la verdad oculta del texto de Reich que no debía salir a la luz,
evidentemente el exigido trabajo complaciente comunista”. (1932, 379)
Wilhelm Reich seguía trabajando con empeño. Y así apareció ya
poco tiempo más tarde su libro La
Psicología de masas del Fascismo (1933b). Éste desagradó
extraordinariamente a los funcionarios de las organizaciones psicoanalíticas,
debido al cual prohibieron la exposición del libro en el XIII Congreso
Psicoanalítico Internacional de 1934 en Lucerna; pero les desagradó
también a los funcionarios del PC, los cuales excluyeron a Reich de toda
actividad partidaria. ¿Por qué? Por haber contradicho entre otros la
doctrina estalinista según la cual los proletarios serían inmunes frente
a la propaganda fascista y que por ello apenas Hitler asumiera el poder
llamarían a la revolución.
No fue el partido sino Reich quien tuvo razón: gran parte del
proletariado aceptó la ideología nacionalsocialista. El
problema fundamental en la izquierda europea de los años veinte y treinta
fue la incapacidad para reaccionar ante movimientos dinámicos nuevos. La
gente, también los trabajadores, estaban fascinados ante la idea de nación,
por la idea de una gran familia y comunidad. ¿Por qué no habría de ser
‘un pueblo’, porqué despedazarse por cualquier ideología? Yo pienso
que la causa principal del Fascismo y Nacionalsocialismo fue la debilidad
intelectual e incapacidad. La izquierda europea no tenía ninguna
explicación acerca del porqué los obreros se sentían atraídos por un
tal movimiento. Esta es la causa del colapso de democracia y socialismo.
(Sternhell 2001) En
la arriba citada carta circular de Fenichel, en el que se nombra el motivo
del agrupamiento de los freudianos berlineses de izquierda, sigue así : Nosotros
nos reuníamos con Reich para discutir cuestiones analítico marxistas
(…).Esta primera época de nuestro trabajo
finalizó con la asunción del poder de Hitler. Los colegas
berlineses se esparcieron por todo el mundo. Nos extrañábamos entre
nosotros y teníamos al mismo tiempo (…) la impresión que debíamos
influenciar, más que nunca sobre el movimiento psicoanalítico
amenazado también desde su interior por el fascismo. Fenichel 1998, 1383
f.) Esta
impresión no era un error óptico, sin embargo la “influencia” de los
freudomarxistas fracasó lastimosamente: en el otoño de 1933 apareció en
un periódico de combate a sabiendas del Presidium de la IPA el artículo
de miembro directivo de la DPG (Müller Braunschweig, 1933)) del cual podían
extraer los nacionalsocialistas particularidades de lo apropiado del método
psicoanalítico para el encausamiento de neuróticos reblandecidos. A este
ofrecimiento siguieron muchas otras medidas mediante las cuales podía ser
evitada una prohibición
oficial del psicoanálisis en el estado NS. Y de esta manera permaneció
desde 1936 una asociación psicoanalítica alemana “libre de judíos”
e integrada en el instituto NS, una reconocida asociación miembro de IPA,
hasta que por exigencia de los nazis se disolvió “voluntariamente” a
sí misma a fines de 1938 (Nitzschke 1997,2000,2003; Fallend , Nitzschke
2002). El 28 de junio de 1932 – medio año antes de la “toma del
poder” – Wilhelm Reich había dado una conferencia en el
instituto de Berlín sobre Problemas psicológicos de masas en la
crisis económica. Felix Boehm, quien junto a Müller-Braunschweig se hizo
cargo de la presidencia de la DPG en otoño de 1933, resumió las tesis
principales de esta conferencia en un informe, que publicó
en el boletín corresponsal de la IPA. Dice allí
: “ de la mano del movimiento nacionalsocialista se señala , que
la situación familiar de la pequeña burguesía, su radicalización en el
sentido de la reacción política realiza un giro contrario al de la
revolución. El nacionalsocialismo da contenido a la rebelión de los
sectores medios, para cuya adopción predisponía particularmente la
situación social y familiar anterior, El análisis del contenido efectivo
de la teoría de la rasa muestra que ‘racial-nórdico’ es colocado
igual a puro, esto es visto como asexual, en cambio entiende ‘de otras
rasas lo sensual’, lo animal inferior”
(Boehm 1932,559f,). Boehm había entendido bien las teorías de
Reich – y las había referido adecuadamente. Reich las expuso con mayor
detalle en la Psicología de las Masas del Fascismo (1933b). Las masas serían
“seducibles” políticamente debido tan solo a que los conductores (Führer)
pueden apelar a los deseos y angustias de los pequeños burgueses y de los
proletarios socializados de modo pequeño burgués, los que habrían
surgido en la familia organizada de forma autoritaria, enemiga de los
instintos, patriarcal y que luego podían utilizarse mas tarde en la
estabilización del dominio. Karl Landauer ha reconocido la significación de este
principio y destacado en su recensión para la revista de investigación
social editada por Max Horkheimer de esta manera:
Contrariamente
a la mayoría de los psicólogos (…) [Reich] no se da por conforme con
palabras como obnubilación de la masa y psicosis de masas, sino que se
pregunta qué es lo que en cada ser humano singular va al encuentro de la
tendencia del conductor, de modo tal que se dejan obnubilar. (1934, 106) Y
también Max Horkheimer elogió a Reich. Habría “en muchos aspectos”
coincidencias en la “interpretación de algunos rasgos particulares del
carácter burgués” (1936d, 224, apartado 3) y concepciones de los
representantes del Instituto de Investigación social de Frankfurt. El
representante más importante en relación a esta coincidencia fue Erich
Fromm. Él perteneció al círculo de los freudianos de izquierda
alrededor de Reich y Fenichel en Berlín – y por tanto a los receptores
de las circulares.
La significación de Fromm para la así denominada escuela de
Frankfurt cayó temporalmente en el olvido, debido a la posterior
desavenencia con Adorno (y Marcuse), es vista nuevamente entretanto (Fahrenberg,
Steiner 2004). La significación de Fromm “para la temprana era de
Horkheimer” y con ello para “elementos centrales de la teoría crítica
y para una empírea social-psicológica y social-crítica “ ha sido
destacado ante todo por Wiggershaus (1988), autor de una historia de la
escuela de Frankfurt : “Fromm le dio al
instituto junto con Horkheimer en cierto sentido el empujón
inicial y estuvo a favor de la concreción de la iniciativa de superación
de la crisis del marxismo mediante la incorporación de elementos teóricos
no ortodoxos y una mirada no ortodoxa sobre las realidades de la sociedad
de clases. El concepto trabajado por él acerca del carácter
sado-masoquista o autoritario devino un elemento fundante de la mayoría
de los trabajos empíricos
sobresalientes del IfS (instituto de Investigación social) hasta los
tiempos de la república federal”
(Wiggershaus, carta del 18.8.1988 –cita de Bierhoff 1991). Schmid Noerr
recalcó esta apreciación así: El
diseño de psicología social psicoanalítica era un elemento nuclear básico
de investigación de la Teoría Crítica interdisciplinaria, social-filosóficamente
orientada. (…). En general este supuesto básico de Fromm sigue siendo
hasta hoy paradigmático para la psicología social en la conexión no
dogmática del método cualitativo y cuantitativo de investigación.
(2001,827) En
mayo de 1934 Erich Fromm escribía: “ la situación espiritual de la IPA
lamentablemente no es feliz. (…) Sus representantes no pueden hacer otra
cosa, que contraer un compromiso tras del otro y escabullirse (…)” (cita
de Fenichel 1998,89) . Con
uno de estos “representantes” tuvo que ver Fromm , que entonces ya vivía
en el exilio en Estados Unidos, a comienzos de 1936. Él habría escuchado
por trascendidos, le escribe al presidente de IPA Ernest Jones, que él
habría sido excluido junto con otros miembros judíos de la DPG. Jones lo
ilustró de inmediato que no se había tratado de una exclusión, sino más
bien de un egreso “voluntario” (comp..Nitzschke 2003,123f,134ff.). Y
luego Jones le ofreció magnánimamente la posterior membresía (independiente por lo que se la denominó “libre”)
de la IPA. Fromm aceptó y era nuevamente miembro de la IPA - hasta el día,
en que no encontró su nombre en el roster que se publicaba anualmente.
Esto fue a comienzos de los años 50. Había comenzado la era McCarty y
con ello la separación de todo lo que significaba “izquierda”. Fromm
hizo la pregunta a la CD. La respuesta fue que dado un cambio en los
estatutos por el cual fue derogada la categoría “libre” y amablemente
se le sugirió que podría promover a un nuevo ingreso, ¿ si esta fuera
su voluntad , siendo que sus posiciones respecto del consenso actual de
los psicoanalistas se habían alejado? Fromm entendió el señalamiento
marcando el alambrado y desistió de una nueva promoción por la membresía
de la asociación (Funk 2000,194f). En el intento de fundamentar una psicología social
psicoanalítica (1932a,1932b) Fromm se basó entre otros en la Irrupción
de la Moral Sexual de Wilhelm Reich (1932b). Fromm calificaba este trabajo
como “ importante enriquecimiento de la literatura analítico-marxista
social-psicológica todavía incipiente” (1933,122). Sin embargo tres años
después – entretanto Reich se había enemistado con Fenichel, no
acordando con él la decisión de acordar entre comillas y no oponerse públicamente
al curso adaptativo frente a la incorporación al estado NS, Fromm escribe
a Fenichel: “hace mucho tiempo que no he leído más nada de Reich y
seguramente ya nada en mis pensamientos permanece asumible para mi de
Reich” (citado según Fenichel 1998,370). Esto suena como una despedida
definitiva – y sin embargo se encontró en el legado de Fromm un
manuscrito (redactado a fines de los años sesenta) del cual se desprende
cuánto seguía apreciando (o ¿de nuevo apreciaba? Fromm a Reich. Fromm
quien en sus escritos no había otorgado un gran espacio (a la supuesta
fundamentación instintiva) de los vínculos sociales de los seres humanos)
por lo cual fue atacado por Adorno quien frente a Fromm representaba el
punto de vista freudiano de la teoría de los instintos) señalaba en este
manuscrito como uno de
los más significativos aportes de Wilhelm Reich (…) el conocimiento de
la interrelación entre la actitud corporal y la resistencia por un lado y
una relajación corporal y el levantamiento de la represión y la salud
por el otro (1990,96). Y
“así pertenece el resaltado que (Reich) confería a los procesos
corporales como expresión del inconsciente, en mi opinión, a los aportes
esenciales a la teoría psicoanalítica” (1990, 96f). Reich no propagaba ningún libertinaje. El veía en los
comportamientos correspondientes una actuación, basadas en inhibiciones,
que dificultan al hombre encerrado en una “coraza caracterológica”
vivenciar “libremente” las emociones, que pueden ser concomitantes de
actividades sexuales. Para comprender este parecer de Reich es necesario
desprenderse del poder sugestivo de palabras clave (“carácter genital
– “potencia orgásmica”), que él mismo había acuñado. Si la
entrega a la vivencia afectiva (infantil) se halla demasiado dañada en
base a medidas educativas hostiles con la pulsión (y a consecuencia del
apego a e identificación con los educadores/as), las prácticas sexuales
permanecen inhibidas neuróticamente más tarde – o bien son actuadas
“perversamente”. De esta forma pueden ser consumidas sin escoger y por
ello mercantilizadas sin inhibición alguna. Con ello se conecta el
concepto de “desublimación
represiva” que acuñó Herbert Marcuse, que en otros aspectos se
distanció de Reich. La “revolución sexual” (1966) a la que Reich se
refería, no tiene por meta la expansión del comportamiento sino la
intensidad de la vivencia. La liberación a la que él se refería
comprende “la verdadera experiencia emocional de pérdida del yo, del
self espiritual completo” (Reich o,j.,16). También en este contexto no
se trata de una cantidad, sino de La
cualidad de la vivencia del orgasmo (…) El paso más importante en esta
dirección lo emprendió Wilhelm Reich quien consideraba un requisito la
relajación de todo el cuerpo como prerrequisito para una entera
“potencia orgásmica” y veía en general la actitud relajada en
contraposición a la ‘coraza’ corporal,
la expresión de la represión y resistencia. Habría que añadir que la
concepción de Reich de la potencia orgásmica va en última instancia más
allá del problema puro de la relajación corporal. Fromm 1990,94 f.) 2 La
utopía de la autonomía Terrible
ha sido lo que la humanidad tuvo que conferirse a sí misma, hasta que el
self, el carácter humano masculino idéntico, dirigido a metas, fuera
creado, y algo de ello se repite en cada infancia. (Adorno, Horkheimer
1971, 33) Esta
repetición no se realiza hoy más en nombre de Dios. Ahora se invoca la
soberanía de la razón – esto es: la razón de los dominados (Nitzschke
1974). En la sociedad liberal “no se exige la inmediata obediencia sino
al contrario el empleo de la razón”. Ahora cada uno es Señor – su
propio Señor, Y por eso la consigna ahora reza : “quien tan solo
observa de forma sobria el mundo, deberá reconocer, que el individuo
singular debe adaptarse y subordinarse” (Horkheimer 1936c, 51).
Este es el precio de la libertad: el autodominio. Donde este deja
que desear, se conjura allí la autoridad de la razón en la gestalt de la
personalidad del “conductor” (Führer)
Freud lo fundamentaba en 1933 con las siguientes palabras: “Es
una parte de la innata y no removible desigualdad del hombre, que ella se descompone en conductores y dependientes, Los últimos son
la gran mayoría, ellos requieren de una autoridad, la que toma decisiones
por ellos, a las cuales se someten la mayoría de las veces en forma
incondicional. Aquí habría que conectar que habría que poner más
cuidado de la puesta hasta ahora en educar una capa superior de pensadores
independientes, más difíciles de acallar, luchadores por la verdad en la
cual recaería la conducción de las masas dependientes. (…) El estado
ideal sería naturalmente una comunidad de seres humanos, que han sometido
su vida instintiva a la dictadura de la razón (…) Pero esta es muy
probablemente una esperanza utópica. (1933 ,24) Wilhelm
Reich asentía a la suposición de Freud, según la cual “ toda compulsión
interior fue originariamente, esto es en la historia
de la humanidad, tan sólo compulsión exterior” (Freud 1915, 333).
Para ello hizo alusión al Freud temprano (1908), quien derivaba la
nerviosidad moderna de las restricciones, que la
moral sexual dominante trae consigo, y contradijo al Freud tardío
(1920), quien cimentó en la biología la destrucción del hombre – léase:
en el instinto de muerte. Reich suponía una vinculación entre la moral
sexual dominante, la fijación del niño a los intermediarios de esta
moral (generalmente los padres) y las inhibiciones psicosociales del
desarrollo, las cuales se forman a partir de la correspondientes
mandamientos y prohibiciones “morales” (sugestiones posthipnóticas
que perduran de forma atemporal en el inconsciente). El hombre atado a la
moral compulsiva no podría incorporar vínculos “libres” consigo
mismo y con otros seres humanos. Más
bien reaccionaría con rabia soterrada, rebelión latente y angustia ante
esa rabia y sus amos.
Los intereses dominantes dados y de acuerdo a máximas aseguradoras de la moral de
la familia patriarcal valía para Reich y todos los que lo seguían en
este punto, como el lugar de indoctrinación, “La voluntad propia del niño
debía ser quebrantada y el deseo originario de libre desarrollo de sus
pulsiones y capacidades suplantado por la compulsión interior hacia el
cumplimiento inmediato del deber. La subordinación bajo el imperativo
categórico del deber es desde el comienzo una finalidad consciente de la
familia burguesa” (Horkheimer 1936c,50). Una vez quebrantada la voluntad
propia del niño, este permanece fijado a la madre y a las
correspondientes instrucciones morales debido al miedo frente al padre.
Como adulto infantil luego más tarde este vinculo de angustia es
transferido a pseudo comunidades, cuya ideología asegura la
permanencia del dominio. La “nación”, la “rasa” u otros
colectivos artificiales, deberán sustituir ahora, en el tren de la
“modernización” y la “globalización” – léase en el de los
intereses de la cosmovisión capitalista-imperialista – que deberán ser
sacrificados: el lugar seguro, la patria, Todo ello deberá ser
reemplazado – de acuerdo a la correspondiente ideología – por la
familia, cuya moral debe dar letra a la invariabilidad del principio
arrollador mundial del intercambio. La familia vale ahora como el refugio
del eterno femenino y como garante de lo eternamente invariante. Este
ilusorio deseo de familia como isla en el mar todo abarcador del cambio
deviene en el instante histórico en el espectáculo de masas, en el cual
el mercado derriba todas las barreras. Sin embargo la ilusión se estrella
ante la realidad: la burguesía no
ha dejado otro vínculo entre hombre
y hombre que el interés
desnudo, que
el insensible “pago al contado”. Ella ha ahogado las imágenes
piadosas del delirio santo, del frenesí caballeresco, (…) en las
congeladas aguas del cálculo egoísta. Ella ha disuelto la dignidad
personal en el valor de cambio y en el lugar de las innumerables bien
adquiridas libertades ha colocado una única libertad de intercambio. Ella
ha colocado, en una sola palabra, en el lugar de las disfrazadas ilusiones
religiosas y políticas de la explotación, la explotación abierta,
descarada, directa, a secas, (Marx, Engels 1848, 465 f) Esta capitalización todo abarcadora de las
relaciones humanas contradice el anhelo del hombre por la “auténtica”
humanidad. Allí donde tan solo el cálculo económico decide si una
asociación (Bund) debe ser fundada o cortada, allí la realización del
deseo de fidelidad se torna en fantasmagoría. Y así deviene la comunión
popular ahora anclada en la sangre y el suelo en una nueva visión política.
Los conductores prometen poder reconquistar nuevamente lo perdido – la
patria, lo continente - , siempre y cuando los conducidos estén dispuestos a realizar
sacrificios. Justicia y orden – deber y obediencia – fidelidad hasta
la muerte: estas son las virtudes, que el conductor desea y el carácter
autoritario posee, cuya génesis Wilhelm Reich a retrotraído a una
educación, que retoma el deseo del niño por la cercanía, el amor y la
continencia, para poder afiatar los correspondientes disciplinamientos. La
inhibición moral de la sexualidad natural del niño (…) crea angustia,
recato, temor a la autoridad, obediencia, en un sentido burgués aprobación
y educabilidad; ella paraliza, porque de ahí en más toda moción
agresiva estará investida por una severa angustia, las fuerzas
subversivas (…); su finalidad es la erección del orden, de la adaptación
a la propiedad privada, complaciente a pesar de la necesidad y
rebajamiento del ciudadano (burguesía de estado). (Reich 1933b,50) La internalización de estas normas se basaría –
según Reich – en el soterramiento del deseo sexual “natural” del niño.
Mediante la instrumentación de la capacidad de entrega del niño su amor
“natural” (la que se desarrolla junto con el apego a los padres) es
reformado hacia deseos pulsionales “secundarios”, que portan en si la
comida de Caín de la represión en sí. Así devienen autodestrucción y
destrucción en marcas de la sexualidad “perversa”, para cuyo domeñamiento
luego son empleados métodos compulsivos que antes bien había aportado a
su origen. El literal súbdito, que como sargento comanda y de esta manera
puede hacer de otros lo que él mismo devino: un lisiado humano es el
producto de esta educación. Él reprime sus impulsos destructivos, que
siente en sí mismo, cuando se encuentra frente a un superior y los
descarga, apenas percibe en el otro el “mal”, que contradice sus
convicciones morales y con ello todos sus sacrificios, que él tuvo que
realizar, para poder él dominar y transformar al súbdito en dominador en
él mismo y frente a los demás “enemigos del pueblo”. Hermann
Hesse le dedicó tempranamente un monumento al carácter que luego fue
descripto como personalidad
autoritaria – en la narración Unterm
Rad (Bajo la rueda) (1906). A este hombre sin cualidades, que posee
las cualidades de cualquiera, Hesse le confirió el nombre de Joseph
Giebenrath. El podía haber cambiado su nombre y vivienda “con
cualesquier circunstancial vecino sin que ”nada hubiera tenido que
cambiar”. El es un representante del sano entendimiento humano al que
caracterizan igualmente la movilidad (en el sentido de oportunidad) y el
empecinamiento (en las convicciones). Profesionalmente Giebenrath se
desempeña como “comerciante intermediario y agente”. Él posee un
sano “aspecto corporal”, un “adecuado respeto ante Dios y la
superioridad” y aquella “ciega sumisión frente a los mandamientos
sagrados del bienestar y del buen comportamiento burgués”, que le
permiten,-poniendo en una consideración más precisa – de los “límites
de lo formalmente permitido” de tanto en tanto realizar negocios no del
todo lícitos. La “desconfianza sin ensoñación” y la “animosidad
surgida por envidia” contra todos, de los que supone que viven
inmerecidamente mejor que él, son las características centrales de su
personalidad cuya caracterización Hesse concluye con el comentario:
“Tan sólo un profundo irónico estaría a la altura de la circunstancia
de esta vida tan superficial y su inconsciente tragicidad”
(1906/1977,7f) Wilhelm
Reich ha descripto los conflictos de esta figura de masas trágico-cómica
de mano del ejemplo de Adolfo Hitler: El
conductor de la rebelde clase media alemana es él mismo hijo de
funcionario y refiere detalladamente (en Mein Kampf, BN), de manera exacta
sobre el conflicto característico pequeño-burgués de estructura de masa
que él tuvo que atravesar. Él se rebelaba contra el padre, quien quería
educarlo a su imagen y semejanza, esto es como funcionario. Hitler
prefiere sin embargo ser más bien un lumpen-proletario o como él se veía
a si mismo: un bohemio, “Pero al lado de esa rebelión en contra del
padre permaneció la admiración y el reconocimiento de su autoridad. Esta
disposición doble frente a la autoridad: rebelión
contra la autoridad al lado del simultáneo reconocimiento y sumisión”
, es, según Reich (1933b,60f), el “factor central” de este
representante de la psicología de masas,
que adquiere en él una gestalt individual. El
eterno señor Giebenrath puede intercambiar “con cualquier vecino al
azar el nombre y la vivienda” sin empero salirse de su piel. Es decir él
sigue siendo lo que es, rebelde y vasallo al mismo tiempo. Él permanece
siendo el esclavo de sus miedos, también cuando frente a más débiles
juega el rol del amo. Y porque siempre sigue teniendo miedo al domeñamiento,
predica el domeñamiento . Finalmente esta endurecido frente a todo lo que
pudiera recordarle la compasión. Puesto que si tuviera compasión consigo
mismo, entonces se ablandaría como un niño – y entonces tendría que
tiritar de miedo, como entonces cuando era el hijo de un padre angustiador.
En Mein Kampf Hitler
describe a un hombre, que nunca pudo superar ese miedo, por que nunca llegó
a ser “soldado”. A él le estuvo restringida “la única escuela
(…),que podía lograr transformar naturalezas inseguras y blandengues en
hombres”..Y así este hombre no pudo aprender las “virtudes militares”,
las cuales se pueden quizás calificar mejor como : veloz como un galgo,
terco como el cuero y duro como el acero de Krupp” (Hitler 1925,392). Cuanto
más dura es la lucha por la existencia – bajo las condiciones de la
economía capitalista tanto más fuertemente deberán desarrollarse
aquellas capacidades y atributos, que son necesarias para sobrevivir a esa
lucha: Quien
es pobre, debe trabajar duro, para poder vivir, es más él debe
considerar dicho trabajo como una gran obra de bien y preferencia, cuanto
más se agranda la fuerza estructural de la armada industrial, lo que de
hecho realiza en tanto pertenece al tipo autoritario. Y Horkheimer sigue, quien ya hace decenios describiera al tomador del
trabajo aceptando la propia represión como obra de bien: La
venta de su fuerza de trabajo ‘de a pedazos libres’ determina el
incremento subsecuente del poder de los dominadores, la diferencia entre
ganancia (salario) y fortuna de ambas clases crece fantásticamente.(1935c,44) La cita anterior ha sido extraída
de los Estudios sobre Autoridad y
Familia (Horkheimer 1936a), que deben ser interpretados como
antecedente de la epocal obra The
Authoritarian Personality. Como se mencionara al comienzo, se
publicaron en 1973 bajo el nombre de Adorno parte de esta obra en la
traducción alemana. Otras partes que corresponden a Else Frenkel-Brunswik,
una colaboradora del grupo Berkeley, fueron publicadas en una posterior
traducción alemana bajo el título de Studien zur autoritären Persönlichkeit. Obras escogidas (1996).
Frenkel-Brunswik y su colega Daniel J, Levenson habían sido antes
de la emigración asistentes de Karl y Charlotte Bühler en el Instituto
Psicológico de Viena, De allí trajeron los conocimientos metodológicos
empíricos que fueron muy importantes para el estudio realizado en EEUU
sobre características de la personalidad autoritaria. Esta se refiere a
la construcción de las escalas (entre ellas la escala F en cuya concepción
participaba Adorno), pero también la interrogación misma ( en la cual
Adorno no había participado). Frenkel-Brunswik, Levinson y Sanford
pudieron además basarse en su experiencia psicoanalítica propia, la cual
Adorno no poseía. Él echó mano al fundus de saber que estaban
contenidos en los Estudios sobre
Autoridad y Familia, publicados por Horkheimer. En esta obra no había
participado Adorno mismo. Su nombre ni siquiera aparece una vez en el
registro de estos Estudios.
El punto de partida para la investigación realizada en EEUU sobre
la personalidad autoritaria fue una investigación psicoanalítica de
campo dirigida por Erich Fromm en los años veinte. Ella fue sin embargo
publicada de forma completa unos decenios después : Arbeiter
und Angestellte am Vorabend des dritten Reiches (Fromm 1980)
(Obreros y Empleados en la
noche previa del Tercer Reich) . Debía ser esclarecida cuán
“solidamente” estaban “ enraizadas en la estructura pulsional las
concepciones socialistas de la clase obrera”; y hasta donde “ en
situaciones de crisis podía contarse con que los trabajadores estarían a
favor de sus concepciones de izquierda” (Wiggershaus 1988,417. Los
resultados del estudio eran sorprendentes: muchos interrogados, que
representaban posiciones políticas de “izquierda” poseían una
disponibilidad latente –determinada por deseos y temores inconscientes
– a abrirse en situaciones de crisis a propaganda política de ”derecha”.
La tesis de Wilhelm Reich, el efecto de la propaganda fascista no sería
explicable mediante las tradicionales teorías de seducción, sino antes
bien en base a la estructura libidinal del “seducido”, concuerda con
este hallazgo de la investigación.
También el resultado de la investigación realizada por el grupo
Berkeley en común con Adorno en EEUU de Norteamérica fue alentador. Allí
se había interrogado a estudiantes y otros componentes de la clase media
blanca – y se hallaron en una mayoría de los encuestados inclinaciones
antidemocráticas y racistas (especialmente antisemitas). En su
interpretación de este resultado se recurrió (implícitamente) a la
explicación de Fromm (y luego también a la de Wilhelm Reich). Formulado
en el lenguaje de Adorno se lee esto de la siguiente manera : “ las
investigaciones, sobre las que aquí se informa, estaban orientadas en la
tesis, que los convencimientos políticos, económicos y sociales de un
individuo, constituyen a menudo un patrón de pensamiento cohesionado
abarcador y coherente, a la vez constituyendo una “mentalidad” o un
“espíritu” y que esta muestra de pensamiento es expresión de rasgos
ocultos soslayados de la estructura del carácter individual” (1973,1).
La estructura del carácter “se desarrolla bajo la presión de las
condiciones medioambientales, y nunca puede ser aislado de la totalidad
social en el cual existe. Según esta teoría las fuerzas del
medioambiente forman el carácter tanto más radicalmente cuanto más
tempranamente juegan un rol en la historia evolutiva del individuo. El
despliegue del carácter depende en forma decisiva de la educación del niño”.
En ello ejercen su influencia “factores económicos(,,,) el
comportamiento de los padres frente al niño”(1973,7) de forma indirecta.
El carácter autoritario, o la personalidad autoritaria se
caracteriza por las siguientes características combinatorias :admiración
por el poder; desprecio de la debilidad; idealización del grupo propio;
desvalorización de grupos foráneos (sobretodo de aquellos grupos que de
acuerdo a la ideología dominante son vistos como defectuosos-minusválidos);
fijación a normas convencionales; ocupación compulsiva con interrogantes
sexuales ( junto a la simultánea presencia de rígidos mandamientos y
prohibiciones referidos al esclarecimiento, protección del parto,
interrupción del embarazo y relaciones entre personas del mismo sexo);
explicaciones supersticiosas-irracionales de procesos político-económicos
( que tan solo así pueden ser “entendidos”, porque el saber mediante
el cual pueden efectivamente ser entendidos falta) .Seres humanos a
quienes corresponden estas características de personalidad, añoran
claridad en el mundo no transparente para ellos, esto es conductores políticos, que ofrecen orientación y
prometen ordenar el mundo. Sin embargo el “sentimiento de desesperación,
del aislamiento y soledad”, que anima a la masa, también domina a sus
dirigentes. Ambos quieren dominar la angustia en la que siguen la ilusión de que, “el débil puede transformarse en fuerte, en tanto
él someta su vida al ‘movimiento’, a la ‘causa’, a la ‘cruzada’ o lo
que fuere” (Adorno,1973,360). Sin embargo los conductores no son
seductores (trata) en sentido tradicional. Ellos comparten la angustia
frente a lo foráneo (lo ominoso) con sus seguidores; y ellos están como
las masas por ellos dirigidas poseídos por la rabia que dirigen a los
pretendidos causantes del caos, que tan sólo es la expresión del orden
económico dominante.
En el prefacio al reprint de la revista editada por Horkheimer la Zeitschrift
für Sozialforschung Alfred Schmidt señaló una vez más expresamente
a Reich y Fromm. Ellos habrían encaminado los senderos “ de una
ajustada teoría de la sociedad y su historia” (1980,37) También
Benjamin Beit-Hallahmi comienza su histórico estudio retrospectivo
Authoritariism and Personality (2004) con Reich y Fromm. Como tercer
pionero de la investigación sobre autoritarismo habría que mencionar
finalmente a Otto Gross, el cual sin embargo no es mencionado en los
citados estudios retrospectivos. Dado que él precedió temporalmente a
Reich y Fromm, existe la presunción que ambos habrían conocido los
escritos de Otto Gross. Esta presunción no se ha podido documentar
mediante la ayuda de los hechos conocidos.
En la edición completa de la obras de Fromm Gross es menciona sin
embargo en dos sitios, se trata empero - reproducida de forma inexacta por
Fromm - del comentario de Freud, según el cual C.G.Jung y Otto Gross,
“el cual lamentablemente no está suficientemente sano” (Freud, Jung
1974,140), serían los únicos psicoanalistas en haber hecho aportes
originales en el esclarecimiento de la problemática de la paranoia. Por
lo demás no existen de Fromm “citas, escritos en su biblioteca (…) y
tampoco otras referencias (reseñas o parecidos)” que pudieran
documentar el conocimiento de la obra de Gross (Funk 2008). Resta señalar
también que Gross también es en la obra de Freud tan solo una nota al
pie. Freud se refiere en esta mención (1905,199.Com.3).a un estudio
psiquiátrico temprano de Gross (1904). Wilhelm Reich no cita a Gross
“en sus hasta ahora conocidos escritos” en ningún sitio. Ambas
hijas de Reich que he contactado [ Gottfried Heuer . B.N.] (…) tampoco
dieron nunca con el nombre de Otto Gross en escritos y documentos no
publicados-(Heuer 2002,90) Y lo que se refiere a Otto
Fenichel, quien en el marco de la Asociación
de Médicos judíos había
establecido un Seminario de Sexología
en la Universidad de Viena, del cual participó Wilhelm Reich a partir
de 1919, ocurre lo mismo. En “todas las anotaciones, documentos y listas
que he examinado” [Elke Mühlleitner, la biógrafa de Fenichel-BN] no
menciona Fenichel a Otto Gross, ninguna palabra,” pareciera no haberlo
recepcionado. No tengo para ello explicación alguna” (Mühlleitner
2008).
Efectivamente es muy difícil explicar la falta de referencias a
Otto Gross en Fenichel y Reich. De todas maneras son contemporáneas las
“Drei Aufsätze über den inneren Konflikt (Tres Ensayos sobre el
Conflicto Interno) (1920) de Otto Gross – y también de la misma
editorial: de Marcus y Weber, en Bonn – publicadas con los primeros
trabajos de Reich (1919,1920) que aún se basaban en Referatos que Reich
había dado en el seminario de sexología de Fenichel.
Además Fenichel y Reich pertenecían al círculo de aquellos que
luego del fin de la primera guerra mundial con ayuda de psicoanálisis y
política (Marxismo) logran irrumpir en los nuevos tiempos. Este
camino fue emprendido por Otto Gross por primera vez. Para él la revolución
política estaba ligada a la revolución sexual y con ello al
autoesclarecimiento psicoanalítico. En la revista vienesa Sowjet
apareció la necrológica de Gross. En ella se decía: Los
mejores espíritus revolucionarios de Alemania han sido educados
indirectamente fecundados por él. En toda una serie de creaciones
de la joven generación se encuentran elaboradas sus ideas con aquella
específica agudeza y consecuencias de largo alcance que a ellas les
confirió. (Kaus 1920,55) ¿De este hombre no habrían
leído una palabra Reich y Fenichel?
En el estudio de historia de la investigación del autoritarismo
que presentó Beit-Hahllami (2004) se encuentra – luego de una discusión
exhaustiva de la obra The
Authoritarian Personality (Adorno
et al.1950) – también además un comentario sobre los experimentos que
Milgram (1963,1974) ha realizado sobre la obediencia frente a la autoridad
Nitzschke 1969). Beit-Hahllami al respecto menciona mediante una sola
frase: “Another echo of in the 1960s were the Milgram experiments on
obedience, which created controversy and outrage” (2004, 168). Este breve comentario no hace justicia a la significación
de los experimentos de Milgran, mediante la cual se abrió una nueva
perspectiva en la situación en la que se encuentra el receptor
autoritario (que busca la autoridad) y el autoritario (del que exige la
autoridad que imparte la orden.
Las órdenes que uno imparte y que el otro debe ejecutar, se
refieren a un tercero. Es decir que se trata en la situación de
orden-obediencia de una situación relacional triangular. De esta manera
no son solamente de interés las características de personalidad del
receptor de la orden, sino también lo son las condiciones situacionales,
que inciden en si va a cumplir la orden o se va a negar a cumplirla.
Finalmente el receptor se encuentra en una situación de conflicto “interior”:
¿a quién deberá obedecer: a su conciencia o a la persona de la
autoridad? ¿Se va a identificar con el poder del conductor? ¿O podrá
empatizar con la potencial impotencia de la víctima? En el primer caso
coloca al conductor en el lugar de la conciencia: ¡Conductor,
ordena! ¡Nosotros te seguimos! En
el segundo caso se identifica el
receptor con el dolor de la víctima – y desobedece la orden.
Si llegará a ese punto, depende de la calidad
del vínculo, que se desarrolla en base factores situacionales e
inmanentes a la personalidad. El grado
de cercanía o distancia, que se instala entre victima y victimario,
es influido no solamente por condiciones exteriores (cercanía espacial,
contacto corporal) sino también por factores condicionados por la
personalidad, para los cuales cuenta en primera línea la capacidad para
la compasión. Mientras que la capacidad para la empatía ya se encuentra
entre los primates la
capacidad para la compasión es específicamente humana.
En el hombre la capacidad de sentir con se desarrolla en relación con la
primera persona vincular, que sirve de espejo de los sentimientos del niño,
que a su vez en algún sentido es la imagen en espejo de su primera figura
de apego. (Rizzolatti, Sinigaglia 2008). También disponen de capacidad de
empatía psicópatas insensibles, como lo muestra ante los ojos el film Das Schweigen der Lämmer (El silencio de los inocentes) (1991) en
el ejemplo de Hannibal Lecter. Cuando aparecen tales psicópatas como
conductores religiosos o políticos en escena, entonces toman los deseos y
miedos de sus potenciales seguidores y prometen – junto a la
transformación del programa partidario – la realización de estos
deseos y la tranquilización de estos miedos (angustias), sobre la base
que la masa solitaria está dispuesta a dejarse transformar en la compacta
mayoría. Su sentimiento de seguridad permanece entonces ligado al
mantener el paso al compás.
También entre los primates la seguridad, que brinda protección a
cada miembro del grupo en tanto se ciñe a la norma grupal, constituye el
primer mandamiento. Autoconservación (en la protección del grupo) y
conservación del grupo (con la finalidad de la autoconservación no son
de acuerdo a ello opuestos fundamentales. A ello corresponde la conciencia
arcaica del hombre, que no tolera la desviación de la norma del grupo. ¡Solamente
puede haber un solo Dios! Para el niño este es la madre (la primera
figura de apego). Por eso el grupo originario que el niño vivencia no es la sociedad, a la que el niño objetivamente
pertenece, sino la díada madre-hijo, aunque ella sea parte del sistema
familiar, el cual es definido mediante normas sociales que la (protegen y
limitan).Los primeros pasos del niño en la sociedad suceden en relación
a la madre, la cual como miembro (adulto) de la sociedad juzga los modos
de comportamiento del niño de acuerdo a las normas. El niño quiere ser
amado incondicionalmente por la
madre - y obtiene el amor de la madre, en tanto llena
condiciones, que resultan en base a los deseos conscientes e inconscientes
de la madre. Así devendrá la correspondencia del niño con la madre en
la regulación de la estima de sí del niño. Y la así alcanzada
conformidad se llama más tarde “buena” conciencia.
Esto vale para el grupo-madre-hijo
como para otros grupos (familia, sociedad): quien se aparta de la norma
rescinde el consenso. Él gana sin embargo en independencia (individualidad),
pero pone en riesgo empero también su seguridad, porque el grupo no
tolera desviaciones demasiado agraviantes, En el caso del grupo madre-hijo
las formas de expresión del niño, que se desvían demasiado fuertemente
de las expectativas de la madre en relación al comportamiento adecuado a
la edad, son sancionadas no mediante la violencia abiertamente sino también
mediante formas sutiles de castigo. El retiro del amor, de la
mirada, el no reconocimiento representan un castigo mediante el cual se
reitera de lo que se hizo acreedor el infractor de la norma: el
distanciamiento. Mediante la exclusión del grupo, cuyo equivalente psicológico
es el padecimiento de la
soledad pierde el apartado la protección del grupo y con ello la
seguridad, que la pertenencia al grupo le garantiza. El disidente ha de
sufrir bajo el aislamiento producido tanto, de modo que esté dispuesto a
retornar arrepentido al grupo (a aceptar la norma grupal). El precio que
ha de pagar para rehuir el castigo (exclusión, aislamiento), consiste así
en la readaptación a la norma grupal. 3 La utopía de la entrega Otto
Gross opinaba que “toda la construcción de la civilización desde la
destrucción del orden social matriarcal-comunista del tiempo primordial”
habría que interpretarlo como “en principio equivocado” (Gross
1919,90), “Paradies”- Sucher zwischen Freud und Jung (Hurwitz 1979), (Buscadores
del paraíso entre Freud y Jung). Cuando las mujeres y niños perdieron la
protección del grupo total y tuvieron
que someterse a cambio de ello a la autoridad de un único, el padre, habrían
caído en una cárcel psico-social. Con la separación de la anterior
asociación sin padre - y por eso libre – de la madre y el niño
se habría introducido el ethos de la producción y la propiedad fundado
en el derecho paterno. Con ello se habría destruido el fundamento de toda
moral “natural”. “Salvación” de esa ignominia fundante tan solo
la podría haber si los muros
de esa prisión – léase los mandamientos
y prohibiciones de la sociedad patriarcal -
pudieran derribarse nuevamente. Entonces sería nuevamente posible
la felicidad del “libre” vínculo. Gross propagaba por ello acciones
“sexual-inmoralísticas” que él entendía como revolucionarias, esto
es: acciones tendientes a cambiar la historia actual del sometimiento.
Ellas apuntaban a El retrotraimiento de todos y cada uno de los efectos de
la equivocada dirección del desarrollo evolutivo, en la cual se encuentra
la humanidad desde la desviación del orden matriarcal-comunista del
tiempo primordial y de la creación de familia y sociedad sobre la base de
autoridad y jerarquía. (Gross 1919,102) Esta
revolución sexual, que a Gross aparecía ante sus ojos, era una Revolución
sexual, una vuelta hacia una cultura social y relacional del derecho
materno. Dado que el paraíso que debió existir, más allá de los mitos
y fantasías, era materno. Y la mujer podía ser una mujer en tanto
quisiera ser madre: El instinto materno pertenece tanto a la esencia de la
feminidad, que la contradicción interior a ese instinto tan solo se puede
manifestar psicológicamente como negación de la propia feminidad misma,
como deseo de masculinidad. (Gross 1914,89) Este
“instinto de devenir madre y con ello el ser hembra” entra empero en
la sociedad patriarcal en contradicción con otro deseo común a cada ser
humano, el deseo de ser libre e independiente
La realización de este deseo será prerrogativa en la sociedad
organizada a partir del derecho paterno de los hombres (hombres –
hembras, léase: mujeres homosexuales), mientras que las verdaderas, las
madres, estarían impedidas de vivir libremente, dado que ella y sus hijos
serían tratados por los hombres (padres) como pertenencias corporales. Y así se da a partir de la necesidad puesta por la mujer,
de renunciar a su independencia individual, si quiere llegar a ser madre,
de modo que el instinto de devenir madre y con ello el querer ser mujer en
sí se tenga que conectar con
una disposición final humana y sexual, con una componente instintiva
masoquística en general (Gross 1914,90) El
masoquismo femenino es, si se quiere seguirlo a Gross, una forma históricamente
condicionada de la maternidad-feminidad, mientras que Freud (1931) afirmará
dos décadas después, el masoquismo es una marca característica de la
“naturaleza” femenina, y era de la concepción que la feminidad
“madura” se produciría con la superación de la “envidia del pene”
y llegaría a su expresión con ello en la sexualidad “clitoridiana”.
La “misión de salvación del futuro” que Gross tenía ante sus
ojos (1919,90) tenía otro aspecto. Él quería hacer de la mujer un ser
humano libre – luchaba con este fin contra la autoridad del padre.
Puesto que mediante la “vinculación de sexualidad y autoridad, como se
había desarrollado en la familia mediante el aún vigente derecho paterno”.
Habría sido “encadenada” la “individualidad” de cada ser humano (Gross
1913,61). Y dado que todos los seres humanos deberán pasar por la esta
escuela de la indoctrinación y con ello internalizar determinadas máximas
morales represivas, de cuyas consecuencias habrían de padecer, comenzaría
la revolución social a partir de la “liberación” individual del
revolucionario del principio de autoridad (…) que porta en su interior
de todas las adaptaciones al espíritu de las instituciones
autoritarias, que se han desarrollado en él en el curso de de su infancia
en el regazo de la familia autoritaria (…) “liberación ante todo de
aquel rasgo de carácter, que a todos queda pegado de tal infancia: del
pecado original mismo, la voluntad de poder. (Gross 1919, 103) La
restauración del poder propio comienza mediante la renuncia a la voluntad
de poder sobre los demás. Esta voluntad de poder corresponde a la
violencia, que el niño ha experimentado. Lo propio, la voluntad propia
del niño, fue quebrantado tempranamente mediante “la violencia de los
padres” (Gross 1908) – y la voluntad del adulto luego, que quiere
ejercer poder sobre otros, es una transformación en lo contrario y
repetición de este destino que se quiere adjudicar a otros.
La violencia parental se apoya en la necesidad de amor,
requerimiento y reconocimiento del niño por parte de los padres. El niño necesita del amor
de los padres como el aire para respirar. Sin ese amor permanece solitario
y aislado. Pero si el niño habrá de recibir ese amor como premio a los
comportamientos adaptativos entonces el “amor” se transforma en un
domeñamiento y un medio de pago. En este caso es abusada la elemental
necesidad de contacto. Por medio de este abuso infantil se pervierte lo
mejor que tenemos: la necesidad de vínculo” Gross 1920,146)
Entre la búsqueda de contacto corporal del niño, cuya satisfacción
es una forma de compensación y con ello punto de partida del amor del niño
a la madre, y al deseo sexual no supuso Otto Gross una contradicción
natural. Todo deseo sexual está enraizado en el sensualmente pleno
contacto corporal del niño con la madre. La contradicción entre los
aspectos sensuales y los tiernos de este contacto “natural” recién se
produce como consecuencia a las formas de expresión del deseo infantil
hacia el cuerpo de la madre. En tanto la madre (extendido los padres) haya
internalizado las máximas de la moral contraria a los instintos dominante
rechazará, condenará, hasta inclusive reaccionará mediante la (temporaria)
suspensión del contacto, las expresiones instintivas originarias del niño.
Como consecuencia de ello se llega a la disociación (aufspaltung) de los
componentes sensuales y tiernos y con ello a la contraposición de amor
“puro” y placer “pulsional”. Éste último deviene en la marca
característica “de” la sexualidad que representa un abstractum, el
cual no existió antes del siglo XIX (compárese Nitzschke 1976). La
sexualidad angustiosa, la que debe ser ocultada, la que deberá ser
practicada en secreto, la que “requiere ser reprimida, generadora de
neurosis en el sentido de Freud” (Gross 1920,128) habría que entenderlo
como proceso final histórico, cuyas condiciones económicas y político-sociales
habría que buscarlas más allá del principio del placer (Nitzschke
1974).
La sexualidad perverso-polimorfa la ve Gross – diferente de
Freud- no tan solo no fundada en la biología sino en la cultura, la cual
estaría contaminada sado-masoquísticamente y se expresaría en la
voluntad de poder de los padres sobre el niño. En la medida en que la
demanda de amor del niño es utilizada para imponer las máximas de una
moral sexual enemiga del instinto, será ahogada la necesidad originaria
de contacto del niño mediante condenaciones, inhibiciones y angustia. La
neurosis sería una expresión de esta transformación, la perversión
otra: “Yo defino perversión como transferencia de energía instintiva
sexual sobre algo conforme a su esencia no sexual”, dice Gross
(1920,126). Hay que remarcar, que Gross también no veía la forma del afán
de valía descripta por Adler como dada naturalmente, sino que la concibió
como una consecuencia de la educación represiva, que debía conducir a la
perversión del instinto de autoconservación (Gross 1920,127). De la sexualidad originariamente heredada de acuerdo a la
especie podemos decir sintetizando tan solo una cosa: la sexualidad como
pulsión heredada y también la sexualidad originaria del niño es pulsión
de contacto, en sentido físico y psíquico, señala
Gross (1920,129). Esta “pulsión de contacto” se expresa como deseo de
vinculo y con ello como deseo de amor pasivamente recibido. Este es el
deseo de amor incondicional, de
amor primario (Balint 1937), de un amor que se recibe sin tener que
cumplir condiciones. Si falta ese amor el niño permanece interiormente
solitario también si se adapta exteriormente. Yo veo en la soledad, en la cual el niño es colocado, el verdadero origen
de toda angustia neurótica y con ello el carácter particularmente
angustioso, desesperado-desconsiderado, que confiere a todos los impulsos
emergentes del Inconsciente un sello tan específico (Gross 1920,129f) Medio
siglo después Erich Fromm describirá “la búsqueda de relación” de
la siguiente manera: Las necesidades fisiológicamente condicionadas no es el
único componente demandante de la naturaleza humana. Ella tiene aun otro
aspecto también compulsivo, que no está enraizado en procesos corporales,
sino que se halla basado en
la esencia del modo de vivir humano y práctica de vida; la necesidad de
estar relacionado con el mundo, fuera de uno mismo, y la necesidad, de evitar la soledad.(1966,11/ 1980,19f) El deseo
de contacto es – de modo diferente que lo afirmado por Fromm – empero
originariamente un deseo elementalmente corporal, un deseo de contacto
corporal y además sensual, (entremezclado sobretodo antes que nada con el
sentido del olfato). Si este deseo es reiteradamente denostado y vulnerado,
se produce retraimiento. Este retraimiento habrá de evitar ulteriores
desilusiones. Visto así la soledad sería una protección. Y quien puede
soportar la soledad, sería autónomo. Sin embargo la
soledad enferma (Nitzschke
1971). Y Un fuerte egoísmo protege de la enfermedad, (…) pero
finalmente debemos comenzar a amar, para no llegar a enfermar, y deberá
enfermar si como consecuencia de la frustración no puede amar. (Freud
1914, 151f). Ningún ser humano puede siendo niño renunciar al amor:
esto es imposible porque la pulsión a la conexión con otros es tan
conservadora de la especie como la tendencia a conservar la propia esencia.
(Gross 1914,84) La
tendencia a la autoconservación y la tendencia al apego no son por ello originariamente antitéticas. Puesto que el niño se conserva a sí
en tanto se liga, también el amor de sí, a partir
de la cual se desarrolla la
autoestima, no es originariamente la antítesis ( del amor objetal de la
madre).El amor de sí (el narcisismo) del niño es mucho más el reflejo
del amor foráneo ( del amor objetal de la madre),
Si el niño no encuentra ligadura – no sobrevivirá psíquicamente
y finalmente aun físicamente.
Gross para describir esa dependencia existencial del niño echó mano a
una referencia que extrajo de una revista popular para evidenciarlo. En
ella se reproducen la concepción de un medico pediatra contemporáneo de
la siguiente manera: Federico II (…) había planteado la cuestión, de qué
manera se entenderían los niños entre sí, que nunca habrían escuchado
una palabra hablada. Hizo criar para resolver la pregunta un número de
lactantes devenidos huérfanos por amas de leche con la orden, de
proveerlos de todo lo mejor, pero nunca dirigirles una palabra o caricia
de amor. La pregunta del emperador quedó sin resolver: los niños se
murieron. No pudieron vivir, dice la crónica, sin la aprobación y los
gestos, las muecas amigables y caricias amorosas de sus cuidadoras; por
eso se denominan a las canciones de cuna la magia de las nodrizas. Y sigue
diciendo Gross en el citado texto: “Sin amor no puede vivir el niño.”
¿Por qué no? Porque los niños que tienen que crecer sin apego – y eso
quiere decir: sin experimentar “amor” originario sensual-corporal –
se mueren aunque “en lo demás reciban una asistencia inobjetable”.
Ellos están expuestos a “una larvada agonía” Se la denomina - casi
medio siglo antes que Spitz (1945,1946a, 1945b) – “enfermedad
hospitalaria, hospitalismo”. Esta enfermedad se exterioriza en “la
disminución del apetito y con ello del crecimiento y en la aparición de
trastornos digestivos y fenómenos nerviosos como inquietud e insomnio,
tendencia a los catarros y enfermedades glandulares”. La causa de todos
estos síntomas es una “carencia de amor”: Los niños mueren, como lo expresa un destacado
investigador del hospitalismo, una muerte de hambre anímica, el instinto
infantil de amor materno permanece insatisfecho y el almita se va muriendo.
Los innumerables estímulos psíquicos y corporales a comer y el
movimiento, despertar y dormir, que el niño feliz recibe en los brazos de
la amante madre, la sonrisa y el amor, el cantar y acunar, el ser
levantado ante el primer llanto por la madre en la noche y el dulce volver
a sumergirse en sueños bajo la melodía de los susurros de la cuidadora,
la satisfacción que el niño experimenta luego del primer grito por
alimento a la hora habitual, ser acostado al pecho nutriente y el primer
placer existencial semiconsciente y semiinconsciente, de yacer sobre el
desnudo pecho de la madre lactando, todos estos placeres ensoñados,
apenas percibidos y necesarias para el niño de la vida temprana, carece
el niño de la institución nosocomial. A él le falta la magia de las
nodrizas (Gross 1920,147 f) Y sigue
el informe del pediatra que cita Gross: “se escucha como una investigación
ética espiritualmente maravillosa, es una ley de la naturaleza (…)”:
se le roba al niño la madre, éste se muere “sin salvación alguna”.
Recién luego que se reconociera en tiempos actuales como causa del
hospitalismo la carencia de amor y se sustituyera en las instituciones
hospitalarias para lactantes los cuidados esquemáticos masivos por
cuidados individuales singulares” estuvo allanado el camino para la
superación del hospitalismo (…): a cada niño una madre” (1920,148).
Puesto que el amor de la madre (o de otra primera persona de apego) no se
puede sustituir por nada. “El amor de la madre al lactante, que ella
nutre y cuida, es algo mucho más profundo que su posterior afectación
para el niño en crecimiento, ella es de naturaleza de una total
relación amorosa satisfactoria, que no satisface tan solo todos los
deseos anímicos, sino también todas las necesidades corporales, y si
representa una de las formas alcanzables de la felicidad humana es porque
ello deriva por lo mínimo de la posibilidad, de satisfacer sin reproches
mociones de deseo hace tiempo reprimidas y que habría que denominar
perversas” (Freud 1910,187 f).
Sí la madre es la primera seductora del niño – y el niño es el
innato seductor de la madre. ¡Sí, la demanda pulsional del niño esta
desde el comienzo dirigida a seducir a la madre al amor! Cuando la satisfacción sexual de comienzo aún se hallaba
ligada con la absorción del alimento, el instinto sexual tenía un objeto
sexual por fuera del propio cuerpo en el pecho de la madre. Lo perdió
solo más tarde, quizás al tiempo que al niño se le hizo posible figurar
la persona total, a la cual pertenecía el órgano que a él le
proporcionaba la satisfacción [ el pecho – BN]. El instinto sexual deviene
en la regla entonces autoerótico, y recién luego de superar el periodo
de latencia, se establece nuevamente la relación originaria. No sin buen
fundamento devino la succión del niño al pecho de la madre paradigmático
para toda relación amorosa. El
hallazgo del objeto es en realidad un reencuentro. (Freud 1905, 123 f
– resalt. BN)
El ligamen originario entre la madre y el niño es otorgado por la
naturaleza - es decir: desde la necesidad del niño como de la madre. En
ello es imposible distinguir egoísmo y altruismo
Puesto que “como
consecuencia de la por naturaleza referencia mutua de
las metas pulsionales contrapuestas se hace innecesaria la zozobra por el
bien del otro” (Balint 1939, 128). El amor de la madre acuña el
cuerpo del niño – y el recuerdo de esa felicidad permanece anclado en
la memoria corporal. Asimismo tan profundamente yace el “trastorno
fundamental”, un trastorno originario del alma corporal
- es decir de las inquietudes afectivas del cuerpo.Ella es más
tarde – contrariamente a todas las fantasías del terapeuta como la
madre mejor - ya imposible de remover. Ella podrá en el mejor de los
casos “cicatrizar” y así doler menos.
El vinculo madre-hijo no es de la pureza estilo Madona, que sugiere
la imagen del altar, sino que es de naturaleza “pulsional” - entendido
en el sentido de Freud y Gross – de naturaleza “sexual”. La
sexualidad del niño se puede ser diferenciado tan solo como abstractum,
de lo que el niño experimenta por lo demás en el encuentro cercano de la
piel con la madre. El niño llega al mundo como ser “sexual”, aunque
de ello más tarde no pueda saber más nada. “ Pocas mediaciones del
psicoanálisis han encontrado una tan generalizada repudio, generado una
tal irrupción de zozobra como la afirmación que la función sexual
comienza desde el inicio de la vida y que se exterioriza en la niñez en
importantes manifestaciones” (Freud 1925, 59). Antaño los críticos de
Freud aparecían en escena como apóstoles de la moral. Hoy en cambio
argumentan “científicamente”, cuando atacan la tesis, que la madre y
el niño serían “objetos pulsionales” recíprocos. No, hoy se dice,
madre e hijo serían “espacios de resonancia para una multiplicidad de
necesidades corporales y anímicas” a las cuales pertenecerían”la
regulación fisiológica. el placer sensual, la curiosidad, el apego, la
comunicación la aversión y quizás también el reconocimiento”. En
comparación con lo que el por Gross citado pediatra ya sabía hace cien años
se mantiene el valor novedoso de estos conocimientos dentro de límites.
Sin embargo incólume sigue el crítico moderno: Ninguno de la Multiplicidad de necesidades corporales y anímica debería
ser privilegiada en su significación para el desarrollo infantil (…).Por
ello adquiere la lematización de
estas necesidades un alto peso frente a la tradición, y el antaño
tema central de la sexualidad retrocede a un segundo plano. (Dornes 2005,
127). ¿Por qué?
Porque la ganancia de placer, que el lactante adquiere desde el poder
sobre las cosas, habría sido entretanto demostrado experimentalmente: Átese un hilo de un pie del lactante y conéctese el hilo
a un Mobil. Luego de un corto tiempo el lactante reconoce la relación
entre el movimiento del pié y el movimiento del Mobil” (2005, 122). Y cuando
se dio cuenta de ello, entonces el pequeño comienza a reír. ¡Él puede
mover el mundo con una patada!
Nietzsche diría quizás, el lactante acaba de demostrar la
existencia de la voluntad de poder. Y Schopenhauer escucharla en el
cloqueo del lactante la melodía de la voluntad por la vida. Pero no, dice
el crítico moderno, lo que “aquí se observa e”, es: Placer no sexual, placer funcional, el placer, la alegría
o, si se quiere así, la excitación por el descubrimiento de un enlace y
la aparición de un acontecimiento, cuyo autor es uno – el
descubrimiento de la potencia efectiva, que es.
el nutriente de todo sano narcisismo. (2005, 122) ¿Qué
dice a esto el lactante? Él no puede hablar
¡Y por eso comienza a saltar con todo su cuerpo – cuando el
mundo de le aparece en la gestalt de su madre ante sus ojos, no a partir
de una patada, empero sí mediante el sonreír, o si no es posible de otra
manera con un llorar poder movilizarla para ocuparse de él! Este es el
“poder” del lactante quien mediante el reír y llorar puede tornar su
“impotencia” y de esta manera conseguir lo que necesita urgentemente:
el amor de la madre, de la cual crecerá el “amor” del niño a la
madre. Si el niño tiene ese éxito, entonces adquiere confianza en su “poder”:
autoconfianza. El “poder” y el placer” son por eso desde el comienzo
hermanos siameses. Puesto que si la madre pone a disposición lo que el niño
necesita, entonces el niño experimenta “placer”. Se quiera denominar
a este placer finalmente “sexual”, “no sexual” o “asexual” es
lo mismo. Es el placer que trae consigo la satisfacción de elementales
necesidades corporales
Freud ha igualado “relaciones amorosas (expresado de forma
indiferente: ligámenes afectivos)” (1921, 100) con la ligadura
libidinal con la madre. Para ello citó a Goethe, quien en la novela Las
Afinidades Electivas habría transferido “una idea del círculo
representacional de la química a la vida amorosa” (Freud 1930, 549). La
ciencia moderna le da la razón a Freud, retrotrajo el amor celestial a
condiciones terrenales: ya en el recién nacido se eleva el nivel de opiáceos
(endorfinas), los que tienen efecto euforizante (y con ello contrarios al
desarrollo de angustia), apenas experimenta la presencia de la madre. La
producción de la hormona oxitocina en el hipotálamo que tanto en la
madre y en el niño “es estimulado por el contacto y la ternura”
Bauer, 2007, 64) es la base de la inclinación mutua que ambos sienten.
Dado que el sentimiento de
“placer” que aquí se instala, liga
al niño y la madre.
En el comienzo eran aún uno la psique
y el soma dividió el Señor, esto es la razón, el mundo psicosomático
en alma y cuerpo. Y sin embargo la unidad
se mantiene en la profundidad
del alma, esto es, en el cuerpo. Y por eso se observan las
consecuencias del temprano acoplamiento de apego, placer y ternura también
aun en la vida ulterior. Por ejemplo en niños de cuatro años que juegan
con sus madres una media hora. En ellos se puede verificar seguidamente un
aumento del nivel de oxitocina en orina. En niños que tuvieron que pasar
el “primer año de vida sin un cuidado individual en un orfanato”,
“decayó este efecto en promedio considerablemente” (Bauer 2997, 64).
La excreción de opiáceos generados en el propio cuerpo (serotonina,
dopamina) , que posibilitan la vivencia de “placer” y la excreción de
endorfinas, que condicionan la vivencia de displacer, se independizan más
tarde de la repetición de tempranas formas de relación, sin embargo las
condiciones bioquímicas para la gratificación y el castigo permanecen en
su forma básica conservadas. El sistema de gratificación y castigo que
acuña al cuerpo como al alma, que se desarrolla tempranamente en la
relación madre-hijo, es modificado en el curso de la vida, pero no
fundamentalmente abolido. Por ello se debió destacar en una teoría que coloca en el punto central de
las relaciones entre los seres humanos, (---) el más importante punto de partida a la actitud materna frente
al niño, es decir, su amor, calidez, dedicación etc. (Fromm 1949. 4) En ese
sentido tenía razón Otto Gross: el paraíso fue maternal. Y Wilhelm
Reich también tenía razón: El transitorio reestablecimiento de la
capacidad infantil de vivenciar posibilita el temporal retorno al
paraíso. Bibliografía Bernd Nitzschke: GROSS REICH FROMM. Der Wille zur Macht. Die Sehnsucht nach Liebe. In: Felber, W. Götz von Olenhusen, A., Heuer, G. M., Nitzschke, B. (Hg.): Otto Gross, Psychoanalyse und Expressionismus. 7. Internationaler Otto Gross Kongress Dresden, 3. bis 5. Oktober 2008. Marburg (LiteraturWissenschaft.de), S. 32-61. Adorno, T. W. (1973). Studien zum autoritären Charakter. Frankfurt a. M. (Suhrkamp). Adorno,
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